Compartimos nuestros juguetes

Este viernes comenzamos nuestra asamblea de una forma muy especial.
Las profes de 2-3 años por un día dejaron que los pecosos trajeran a clase uno de los juguetes que esta Navidad les habían traído los Reyes o Papa Noel.
El centro de la clase se llenó de todos ellos y alrededor nuestros niños se afanaban en mostrar a sus compañeros su “pertenecia” e incluso trasmitir cómo se podía jugar con él.
Las profes hicieron su trabajo con una pequeña “charlita” en la que les indicaron que hoy iba a ser un día especial, un día en el que todos compartiríamos los juguetes con los amigos y que no se rompería ni se perdería porque como ya éramos mayores, implicaba que éramos también cuidadosos.
Y con este mensaje en el que todos entendieron que “compatir podía resultar divertido “ dió comienzo una jornada con las clases abarrotadas de juguetes variados para poder jugar.
Enseguida los pecosos comenzaron a explorar otros juguetes, algunos sin apartar la vista del suyo, en ese caso las seños verbalizaban un refuerzo positivo “que bien que prestaste tu juguete a ….” “Este que has cogido te gusta mucho también ¿verdad?”
Poco a poco el ambiente se fue distendiendo y se comenzaron a crear las primeras escenas de juegos simbólico (niños jugando a los papás y mamás, dando de comer o peinando a los peluches, carreras de coches…)
Más tarde los juegos en equipo en el que con un juguete podían estar dos o tres niños (les encantó la mesa de ping pong).. Las profes aprovechaban para hacerles protagonistas de lo bien que estaban actuando compartiendo con amigos un juego y lo divertido que lo estaban pasando… Todo esto incentivaba a otros niños a involucrase en otros juegos.
La mañana transcurrió con mucha actividad, mucho ruido (teníamos un micrófono que ampliaba la voz cada vez que alguien cantaba), muchas risas y muchas diversión.
Tenemos que aclarar que también tuvimos algún pecoso que no se dignó a prestar su juguete hasta bien avanzada la jornada (respetamos su decisión) pero que finalmente, sintiéndose atraído por los muchos juguetes que tenía a su disposición y observando lo bien que lo estaban pasando sus compañeros, optó por unirse al grupo y compartir también el suyo.
Enseñar a los pecosos a compartir es todo un reto a diario en nuestra escuela, pero lo realizamos con mucho cariño para que en el futuro nuestros niños sean solidarios, empáticos, asertivos y se integren y convivan en la sociedad.
¡¡¡Compartir nos hace humanos!!!